No nos gusta ser derrotistas -si nos gustase, no habríamos llegado hasta aquí-, por eso agradecemos vuestras visitas, vuestras ideas y vuestro interés. Una película es de su público, sin embargo, a los que hemos hecho cine con humildad y desde la pasión incondicional siempre nos queda el "¿y ahora qué?". Es como una llamada de atención de la incertidumbre y la desazón. Y, como todos sabemos, la incertidumbre no hace ruido; su llamada es de silencio.
En este punto es donde entráis vosotros. Los que no nos dejáis de lado y vibráis -aunque sólo sea un poco- como nosotros vibramos al calor de nuestro proyecto. Los que seguís preguntando "¿Y ahora qué?". Sois vosotros los que nos recordáis lo que hicimos y los que nos demostráis que las grandes cosas, las que nacen del empeño frente a la carencia, siempre son grandes.
Por supuesto que somos conscientes de la situación actual del cine español y del cine en general, pero ya llegamos a concursar en un festival, junto a los grandes. No tratamos de demostrar nada a nadie, más bien a nosotros mismos. Intentamos demostrarnos que todo cuanto hicimos no ha dejado de ser, que podemos volver a estar. Que Los ajos quemados necesita ser vista.
No hemos notado que el camino se agote ante nuestras botas, como diría Joaquín Maroto, nos sentimos vivos. Llenos de ilusión y esperanza y de satisfacción por los logros. No necesitamos prórrogas, pues tras la incertidumbre el mundo es claro y cierto. Y nosotros, lo queramos o no, hemos conseguido formar parte de ese mundo. Hemos visto el amanecer de nuevo en forma de fotogramas resplandecientes. Ahora, sólo nos queda todo por delante.
En este punto es donde entráis vosotros. Los que no nos dejáis de lado y vibráis -aunque sólo sea un poco- como nosotros vibramos al calor de nuestro proyecto. Los que seguís preguntando "¿Y ahora qué?". Sois vosotros los que nos recordáis lo que hicimos y los que nos demostráis que las grandes cosas, las que nacen del empeño frente a la carencia, siempre son grandes.
Por supuesto que somos conscientes de la situación actual del cine español y del cine en general, pero ya llegamos a concursar en un festival, junto a los grandes. No tratamos de demostrar nada a nadie, más bien a nosotros mismos. Intentamos demostrarnos que todo cuanto hicimos no ha dejado de ser, que podemos volver a estar. Que Los ajos quemados necesita ser vista.
No hemos notado que el camino se agote ante nuestras botas, como diría Joaquín Maroto, nos sentimos vivos. Llenos de ilusión y esperanza y de satisfacción por los logros. No necesitamos prórrogas, pues tras la incertidumbre el mundo es claro y cierto. Y nosotros, lo queramos o no, hemos conseguido formar parte de ese mundo. Hemos visto el amanecer de nuevo en forma de fotogramas resplandecientes. Ahora, sólo nos queda todo por delante.
(Contamos con vosotros).