lunes, 26 de noviembre de 2007

Ahora tú eres Joaquín Maroto.


Ahora tú eres Joaquín Maroto. Mírate las manos. Ya no son las tuyas, están cubiertas de barro y cortadas por el frío. Sigue subiendo, estás viendo la vuelta azul de los puños de tu uniforme de la Marina. Sin saber por qué (quizás porque ya no eres tú), sientes un extraño orgullo al descubrir unas medallas prendidas de tu pecho. Una en particular llama tu atención y la tomas en tu mano. Estás sólo, frente a un río mientras te acecha una noche helada y húmeda. Tus ojos ya no ven una pantalla de ordenador, sino la orilla de enfrente. Sabes que es ahí a donde debes llegar. Vuelves a bajar la vista a la medalla y lees la inscripción de su reverso. La dices en voz alta: "La patria, al valor y la constancia". Te acabas de oír y tu voz tampoco es la tuya. Es un sonido profundo. Tus labios luchan por volver a pronunciar una palabra; la última. Y no puedes evitarlo: "Constancia", dices.

Y de pronto caen sobre ti todos los sonidos del atardecer. Los pájaros, las ranas, algún grillo y el imparable fluir del agua. Miras hacia el cielo y ves las primeras estrellas destellando tercas antes de su hora. La luna se refleja ya en las verdes y oscuras aguas del río. Sabes que vas a meter los pies y luego todo tu cuerpo en esa masa gélida. Pero lo peor no va a ser entrar. Lo peor es lo que vas a ver bajo el agua y la terrible verdad que no querías asumir...

Ya sabes, ahora eres Joaquín Maroto. Ven a comprobarlo en Febrero de 2oo8. No dejes que el miedo y la superstición sean los únicos que escriban la historia. Tú, ahora, también formas parte de ella.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Lo más dificil. Al equipo de Los Ajos Quemados.

Es complicado concretar el detonante de una historia. ¿Qué resorte salta en nuestro pensamiento para que decidamos que necesitamos contar algo? Lo más curioso es esa necesidad; el hecho de pasar de escribir para uno mismo a escribir para los demás. Simplemente, lo necesitamos y nos lanzamos a ello como si nos faltara el aire.

Este proceso es relativamente simple, si lo que escribimos es poesía o novela, ya que sólo dependemos de nosotros mismos. Sin embargo, en una película no basta con un fuerte deseo del autor. Es imprescindible la colaboración de muchísimos profesionales que rindan al máximo para enriquecer el resultado final. En la gran industria cinematográfica, estos profesionales reciben sueldos considerables que "ayudan" a incrementar su interés. Pero en una película como Los Ajos Quemados, donde nadie ha ganado un céntimo, se necesita una condición extra para reunir a todo el equipo.

La condición no es otra que una buena historia. Hay que conseguir que el equipo de rodaje quiera participar en la película y, en consecuencia, debe creer en lo que hace. Estoy seguro de que cada nombre de los títulos de crédito piensa en Los Ajos Quemados como "nuestra película". No es una obra única de un director o de un guionista. Es la conjunción de muchas visiones de una historia que, al unirse, crean una mucho mejor.

Es entonces cuando todos sienten la necesidad de contar su versión, porque ahora es "nuestra historia". No es la que Marco trazó en una servilleta, ni los folios de mis teclas, ni las imágenes de María, ni la música de Jorge o los consejos de Vicente. No es la increíble voz de Diego-Joaquín (pues son inseparables en mi pensamiento). Tampoco son los ojos temerosos de José Daniel, ni la potencia de Janrad, ni los gestos de Mónica, ni la incansable ayuda en todo de Panach o la luz de Pepe. No es la dulzura de Ana, ni la amabilidad de Fernanda o los rezos de Patricia. No es cada una de esas historias porque es todas a un tiempo.

Es la amistad. Las anécdotas. Los momentos de incertidumbre. Cada cabreo o cada sonrisa. Da igual, ambos pesan lo mismo. Entre todos habéis conseguido que recuerde el rodaje como una de las mejores experiencias de mi vida. Espero que sintáis esta película como vuestra y espero veros en El Envés.

Ahora sólo falta que las personas que no nos conocen, hagan suya la historia. Entonces Los Ajos Quemados estará completa. Y eso es lo más difícil.


viernes, 16 de noviembre de 2007

Ver Visiones

El próximo martes 20 de noviembre se celebrará el pase de cortometrajes Ver Visiones, en la sala de exposiciones La Llotgeta (junto al Mercado Central de Valencia), de Obra Social CAM. Allí expondremos el nuevo trailer de nuestra película y también se proyectará el cortometraje América, en el que participó parte del equipo de Los ajos quemados.
América cuenta la historia de una joven albanesa que llega a España con el objetivo de cumplir una vieja tradición iliria: la Besa.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Tormentas


Próximamente estará disponible en You Tube el trailer "oficial" de la película. La diferencia entre el anterior y el nuevo está en el etalonaje (el último es el etalonaje final del trabajo), en la elección de algunos planos (respetando el montaje final) y en el cambio de tipografía (ésta más aproximada a la época del relato). Otra de las razones para tildar de "oficial" el trailer es su próximo registro y su más que probable inclusión en los contenidos "extras" del dvd. Eso que tanto gusta a los clientes...
Por otra parte comenzamos a aclarar las fechas del pre-estreno, con una premiérè en Valencia y un par de pases por los lugares de rodaje. A pesar de ello todo parece indicar que, por el momento, no tendremos ningún tipo de distribución (más que la interna, claro está) ya que en la nómina de certámenes que en mente guardamos, la exclusiva es una prioridad común.

jueves, 8 de noviembre de 2007

No más trascendencia (de la necesaria)

El mundo del cine está inseparablemente relacionado con el arte y ello trae consigo ciertos problemas. El mundo del arte está inseparablemente relacionado con el de los cretinos y eso puede hacer mucho daño a una película. No pretendo entrar en el vano y estéril debate de: Si el vídeo-arte es arte; ¿qué es el cine?, ya que la respuesta es muy simple. Un arte muy superior al vídeo arte, pues en él confluyen la fotografía, la literatura, la pintura, la música, la interpretación y, aun así, no todo asegura un buen resultado.

Sin embargo, el éxito furtivo que tiene el vídeo-arte se debe a un hecho muy sencillo; su público es homogéneo, entre el cual, la mayoría no sabe qué está viendo. No obstante, como el pretendido artista tampoco sabe muy bien qué demonios está haciendo, no tiene mucha importancia. Espectador y autor vomitan tratados filosóficos.

En cualquier caso, el cine debe enfrentarse a una prueba mucho más dura; la de los no-intelectuales. Las personas sin ningún tipo de pretensiones pseudo-artísticas (el arte de verdad jamás es "pseudo") no quieren extraños subproductos ininteligibles. Quieren ver algo que les aporte una sensación, que les despierte algún recuerdo o que sea capaz de pulsar la tecla adecuada en su interior. Y, por supuesto, quieren entretenerse.

Esto no quiere decir que haya que fabricar engendros funcionales según modelos establecidos de éxito. Simplemente hay que comprender que el cine es una forma de expresión y, por lo tanto, si no has sido capaz de explicarte, habrás fracasado en muchos aspectos. Es bien cierto que una película no es sólo un medio de comunicación, pero si la relación autor-espectador no funciona, el resto poco importa.

Hoy hablo a título personal, como co-guionista de la película, porque Los ajos quemados se presta a la teorización vacía. Es una historia de guerra y de muerte, de las relaciones humanas y de la degradación y desesperanza de una persona. Muchos serían capaces de hablar horas sobre cada fotograma, cada diálogo y cada expresión y "llegar a lo más profundo". Sin embargo, no habrían rozado siquiera lo superficial.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Track Motion


Afortunadamente ha llegado el momento de dar por finalizado el montaje (3 meses después) y de lanzarnos a la fosa del retoque digital. Profundo el pozo de nuestra paciencia.

A veces

A veces una terca racha de viento helado surca la estepa castellana. Más a menudo de lo normal para Joaquín. ¿Por qué siempre está tan nublado? ¿Por que huye el sol y con él las personas? Las noches parecen más claras que el día. Resulta mucho más fácil confiar en una noche negra que en un día oscuro. Pronto todos los días lo serán. Antes, sólo a veces, como casi todo en la vida. Ahora, siempre, tan rotundo como nunca.