jueves, 22 de noviembre de 2007

Lo más dificil. Al equipo de Los Ajos Quemados.

Es complicado concretar el detonante de una historia. ¿Qué resorte salta en nuestro pensamiento para que decidamos que necesitamos contar algo? Lo más curioso es esa necesidad; el hecho de pasar de escribir para uno mismo a escribir para los demás. Simplemente, lo necesitamos y nos lanzamos a ello como si nos faltara el aire.

Este proceso es relativamente simple, si lo que escribimos es poesía o novela, ya que sólo dependemos de nosotros mismos. Sin embargo, en una película no basta con un fuerte deseo del autor. Es imprescindible la colaboración de muchísimos profesionales que rindan al máximo para enriquecer el resultado final. En la gran industria cinematográfica, estos profesionales reciben sueldos considerables que "ayudan" a incrementar su interés. Pero en una película como Los Ajos Quemados, donde nadie ha ganado un céntimo, se necesita una condición extra para reunir a todo el equipo.

La condición no es otra que una buena historia. Hay que conseguir que el equipo de rodaje quiera participar en la película y, en consecuencia, debe creer en lo que hace. Estoy seguro de que cada nombre de los títulos de crédito piensa en Los Ajos Quemados como "nuestra película". No es una obra única de un director o de un guionista. Es la conjunción de muchas visiones de una historia que, al unirse, crean una mucho mejor.

Es entonces cuando todos sienten la necesidad de contar su versión, porque ahora es "nuestra historia". No es la que Marco trazó en una servilleta, ni los folios de mis teclas, ni las imágenes de María, ni la música de Jorge o los consejos de Vicente. No es la increíble voz de Diego-Joaquín (pues son inseparables en mi pensamiento). Tampoco son los ojos temerosos de José Daniel, ni la potencia de Janrad, ni los gestos de Mónica, ni la incansable ayuda en todo de Panach o la luz de Pepe. No es la dulzura de Ana, ni la amabilidad de Fernanda o los rezos de Patricia. No es cada una de esas historias porque es todas a un tiempo.

Es la amistad. Las anécdotas. Los momentos de incertidumbre. Cada cabreo o cada sonrisa. Da igual, ambos pesan lo mismo. Entre todos habéis conseguido que recuerde el rodaje como una de las mejores experiencias de mi vida. Espero que sintáis esta película como vuestra y espero veros en El Envés.

Ahora sólo falta que las personas que no nos conocen, hagan suya la historia. Entonces Los Ajos Quemados estará completa. Y eso es lo más difícil.


3 comentarios:

autorimaginario dijo...

Casi lloro, tío (que quede claro el "casi").
Nacho, pásate por mi blog que hay un homenaje al 99% del equipo de rodaje.

Snif...

Anónimo dijo...

Fui a ver ayer el estreno en Landete y me gusto, yo participe de extra en Moya, pero solo dos criticas, en el rodaje se grabo dentro de la iglesia y el sacerdote dijo la misa en latín, pero en la película solo se ve una pequeña escena de no todas las personas que participaron, me parece mal que no sacarais una pequeña escena de la misa en latin y que se hubiera visto un poco mas a la gente que participo, porque en realidad se ven solo a unas pocas a las demas ni se nos ve, y por último nos dijisteis que nos dariais un copia de la pelicula y no lo habeis hecho, por lo demas el equipo muy amable y encantador. Que tengais mucha suerte con la pelicula.

Anónimo dijo...

Solamente por limpiar nuestra memoria: seguro, anónimo, que ya tienes tu copia, ¿verdad? Hablo por el 20 de marzo de 2008.