domingo, 23 de diciembre de 2007

Diario de rodaje (la salsilla II)

Segunda etapa de los diarios de rodaje, tal y como se anunciaba dos posts más abajo. Hoy mostramos las dos primeras jornadas de trabajo, puesto que el día 19 sólo fue de desplazamiento. Aquellos fueron días plomizos pero llenos de ilusión e ímpetu. También podemos hablar de éxito en nuestra labor a pesar de nuestro segundo unidad de cámara (A.R.), que pasó dos días grabando en DV y que tampoco dio muestras de interés por mejorar ni de arrepentimiento por sus errores. Algunos creen que saben más de lo que realmente saben. La independencia exhibida y la arrogancia del elemento fue luego duramente reprimida por el resto del equipo y quizá la única nota triste fue el aislamiento que sobrevino al chico a medida que la producción avanzaba. Aún así asumo mi culpa y aunque el error es suyo por no escuchar y reincidir en ello, la responsabilidad es mía por no estar encima de quién ya se sabe que no puede valerse por sus propias ideas.
A pesar de todo, salud para él y suerte en sus trabajos, que ya vemos que estan siendo exitosos.



-20 de febrero. Fuente el Saz, Madrid.
Día muy nublado. Perdemos una hora en diversos atascos a lo largo de la A1. Aún así tenemos tiempo por delante para grabar la escena 1. No encontramos problemas para situar todos los raíles. Comenzamos el rodaje, ciertamente, un poco tarde. El travelling es complicado, a menudo notamos golpes que el estabilizador de la cámara no puede controlar. Precisamos de una amortiguación mayor en las ruedas del carro que discurre por los raíles. Aún así somos capaces de llevar la escena adelante con cierto éxito.
El día se mantiene gris, pero la lluvia, milagrosamente, nos respeta.
Partimos hacia Monreal del Campo esa misma tarde, al anochecer. Aquella noche comimos en un mesón de Molina de Aragón, rodeados del frío más profundo que he vivido en los últimos meses.



-21 de febrero. Monreal del Campo, Teruel.
El día vuelve a estar muy nublado. Amanece con una niebla espectacular que por culpa de la pereza del grupo desaprovechamos.
Hoy tocaba rodaje de escenas de relleno, para ambientar los fragmentos de voz en off que se intercalan en la película. Rodamos aleatoriamente por parajes que entre el llano de Monreal (Teruel) y la comarca de La Alcarria (Guadalajara) se suceden. Parajes fríos y pueblos que parecen peñascales. Fosas tectónicas como la del Alto Jiloca. Canchales en las postrimerías de Albarracín. Llanuras colmadas de materiales de extraordinaria riqueza agrícola. Y hierro bajo nuestras botas. Hierro y fósiles paleozoicos a las faldas de Sierra Menera.
Creo que no hay lugares que me agraden y me inquieten tanto como la provincia de Teruel y, en general, el sur del Macizo Ibérico.
Por fin, hacia las 4 de la tarde rompe a llover con fuerza. Cuando para, nos dirigimos a Singra, para empezar a establecer las pautas a seguir al día siguiente: a priori, uno de los más complicados.
*2º apéndice: la "pechiuga", el "arrós" y la "truchea" fueron el menú de una noche dominada por la ilusión que en mi corazón golpeaba deseando ver el Inter de Milán-Valencia. Mi gozo en un pozo al saber que la truchea se iba a freír al ritmo de un insípido Barcelona-Celtic.
*corolorario: al resto no le importó.
el director

martes, 18 de diciembre de 2007

Productoras. "Helando sueños"


Suelo empezar mis artículos hablando del cine, de la ilusión que genera, de cómo se implican las personas sin ningún tipo de afán de protagonismo. No obstante, en esta ocasión, no puedo ser más que sincero. Y, por extraordinaria similitud, la sinceridad puede confundirse con la crueldad.


Los ajos quemados es nuestro primer gran proyecto cinematográfico, lo que no nos sitúa en muy buena posición para negociar con productoras. Sin embargo, nosotros no pretendíamos negociar con ninguna productora, sino que apareció ella sola. Apareció tal y como desapareció: de la nada a la nada. Y eso que lo prometían todo.


Tal vez fuera nuestro excesivo entusiasmo lo que nos llevó a creer en los retorcidos delirios mentales de nuestros queridísimos pseudo-ayatolás particulares. Estos hombres recios, de modos toscos y fantasías grandilocuentes, ya le habían dado una serie de televisión a Joaquín Maroto y lo único que hemos obtenido hasta el momento ha sido un trípode roto.


El caso es que la palabrería es tentadora, aunque venga de gentes extrañas. Los sueños son fáciles de leer en nuestras caras y la tentación de apuntarse un tanto sin aportar nada es irresistible. Bien, lo admito; les creímos. Nos ilusionamos y les dimos de comer. Y no poco. Todos sabemos que los productores, cuanto menos contribuyen, más consumen. El atascaburras es su néctar y su ambrosía. No conocen la moderación en ningún sentido.


Llegados a estas alturas, no quiero ser hiriente. La película ha salido pese a ellos y el mérito es más nuestro. No está bien vender aire a precio de oro. No está bien ser una cosa para olvidar o para recordar lo que debemos evitar. Que conste que no les guardamos rencor, porque son divertidos. Porque ahora nos reímos y porque, si Vicente Navarro finalmente hace el cómic del rodaje, serán nuestros Hernández y Fernández.


Sólo me queda prevenir a los futuros cineastas. Tened cuidado. Son altos, grandes, llevan largas barbas y horribles jerseys verdes. Hablan muy alto, no sólo a ti. Hablan para ser oídos, no escuchados. Dicen lo que quieres oír y no escatiman en promesas incumplidas. Pero, sobre todo, son prescindibles.


Puede que nunca hayan cumplido sus sueños.


Mejor que dejen de helarle los sueños a los demás.

viernes, 14 de diciembre de 2007

La salsilla

Claro.
A todos nos gusta conocer las anécdotas y los entresijos de un rodaje; sí, y a los clientes, como yo los llamo, más aún. Máxime cuando prometimos en las primeras entradas del blog dar a conocer lo que fue el maravilloso y épico rodaje de Los Ajos Quemados, o el Ajo Asesino, la sub-versión censurada de Alberto Vigar.
Por eso hemos tenido la fantástica idea de comenzar a publicar lo que un día yo escribí pensando en tí (cliente). Y lo que escribí no es nada más y nada menos que el diario de rodaje. La salsilla del rodaje. Las confesiones. Las notas del director. Los enfados también.

A partir de hoy y semanalmente se publicarán (sin censura) dos episodios de un making of escrito, para que todos podáis disfrutar de alguna manera de lo que por unos meses fue una tarea dura pero placentera y, según parece ahora, bastante efectiva.


Ahí va:


"El rodaje se ha completado en un espacio de tiempo de 3 meses aproximadamente, desde el 19 de febrero hasta el 14 de mayo. Sin embargo, días efectivos de rodaje sólo fueron 20. Esto es así debido a la dificultad de la producción, en localizaciones alejadas y con la meteorología, desgraciada o afortunadamente, siempre adversa.
A este respecto cabe decir que encontramos serias dificultades para filmar en espacios casi salvajes, ya fuera por lluvia o por granizo, cuando no fuertes vientos o tormentas. O también todo lo contrario, dura luz solar y cambio continuo de luces y sombras. También merece citarse (más que nada por lo épico) el intenso frío de los primeros días de rodaje en contraste al sofocante calor (más de 35ºC) del penúltimo día".



-19 de febrero. Madrid.
"Resulta ser un día soleado y algo fresco. Tras hacer inventario de todo el material y con una hora de retraso, partimos hacia Madrid dispuestos a rodar la primera escena de la película. Por desgracia, el embobamiento generalizado nos resta casi una hora de luz. A estas alturas de año este incidente es grave pero comprensible tratándose de una pandilla de pipiolos que van a rodar su primera "gran historia". Perdemos la luz de la tarde en el bosque de Fuentelsaz. Disponemos el terreno para grabar al día siguiente. Cavamos las zanjas y afirmamos la tierra para que el travelling funcione con fluidez en un terreno irregular como es el campo. La lluvia, rala, hace acto de presencia".

*apéndice (13 de junio): esa noche parte del equipo durmió en un Formule 1 de Móstoles, infestado de protitutas y, según dicen, sucesos paranormales se repitieron durante parte de la noche en la tenebrosa avenida de Extremadura en su cruce con la M30. Nosotros pasamos y no vimos nada.


el director

lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Pocos medios? "De cómo se implican las personas"


El cine es ilusión en todos los sentidos. Desde el punto de vista del espectador que desea ver una película, la experimenta y se queda con una serie de sensaciones, hasta los que construimos las historias. Quizás sea ese halo mágico lo que lleva a las personas a implicarse más allá de lo cortés.

Durante el rodaje de Los Ajos Quemados, pudimos descubrir una relación desinteresada con los habitantes de nuestras localizaciones. Tanto de los extras como de los que no se dejan ver, pero dejan ver lo que aportan.

No pedíamos nada sencillo. Necesitábamos una procesión, con al menos cincuenta personas (que luego fueron decenas más) vestidas de época. Queríamos un paso, una cruz, un incensario y una iglesia. Pedimos que doblaran las campanas y doblaron por nosotros. Hubo misa en latín y el tañer desde el campanario inundó toda la comarca de Moya. Se estaba haciendo cine.

El día no era el mejor. Hacía frío y lloviznaba, pero allí estuvieron puntuales personas de más de ochenta años, con la esperanza de sujetar la cruz o cargar con el paso. Personas que habían dedicado el día anterior a buscar en viejos baúles las ropas que un día llevaron sus antepasados. En los momentos previos al rodaje de la escena, vinieron a consultar si tal broche o tal peinado eran correctos, y lo hacían con verdadero interés.

¿Quién ha visto a un alcalde llevar raíles de travelling de un lado a otro o subirse a una tapia con una manta para tapar el sol? En Singra esas cosas se ven. También la facilidad para prestar una casa en determinada escena o que abran para ti el centro social del pueblo y te inviten a todo lo que pueden proporcionarte.

Después de tanto favor, uno acaba conciliándose un poco con el género humano. Y, en este caso, el mérito es del cine; de la ilusión que despierta.

Las personas son más importantes que los medios porque son las personas quienes ponen los medios. Gracias a todas ellas.